lunes, 23 de abril de 2012

LOS LINFOMAS NO SE CURAN, PERO SE CONTROLAN: IMSS

Se presentan en dos tipos y se manifiestan como tumores en los ganglios

Terapia blanco y trasplante de médula ósea son partes importantes de su tratamiento en el Seguro Social


Los linfomas son un tipo de cáncer hematológico (de la sangre) que, siempre y cuando se diagnostiquen y traten oportunamente, pueden responder favorablemente, sostuvo María de Jesús Nambo Lucio, jefe del Servicio de Hematología y Trasplante de Médula Ósea, del Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional (CMN) Siglo XXI, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Este padecimiento, dijo la especialista, se conoce como linfoma porque es una neoplasia derivada de los linfocitos, una clase de glóbulos blancos producidos en la médula ósea junto con los glóbulos rojos y células plasmáticas. Por razones desconocidas, estas células se vuelven desordenadas e inmortales y forman tumores que se alojan en los ganglios del organismo.

Los linfomas se presentan en dos tipos: los Hodgkin y los no-Hodgkin; ambos se manifiestan como tumores en los ganglios, señaló la hematóloga. El primero, poco más benigno, aparece como un conglomerado de pequeños nódulos que asemeja un racimo de uvas. El segundo es sólo un ganglio crecido que tiene el tamaño de una ciruela y un mayor grado de agresividad.

La detección de este padecimiento no suele ser oportuna, ya que no causa dolor y aunque pueda haber ganglios crecidos, no tienen relación con ninguna infección ni alergia, explicó. Posterior a su aparición, empiezan a crecer de forma anormal y dependiendo de su agresividad, es como se manifiestan clínicamente. Si el padecimiento es severo, crecerán rápidamente hasta convertirse en tumores voluminosos, de alrededor de diez centímetros de diámetro.

Los linfomas no se curan, pero se controlan, ya que son neoplasias hematológicas altamente sensibles a la quimio y radio terapia; es decir, responden muy bien a estos tratamientos, tanto que al Hodgkin se le considera como el primer cáncer curable desde los años 70.

Nambo Lucio añadió que en el cuadro clínico característico de los linfomas hay fiebre que suele aparecer por las tardes o noches, seguida por diaforesis (sudoración profusa) que empapa la ropa y provoca pérdida de peso. En el Hodgkin ésta es segmentaria, es decir, se suda en el cuello o en la cabeza y cuando está más avanzado, hay pérdida de peso. Ante estos síntomas es imprescindible realizar una biopsia para descartar o corroborar la existencia de linfoma.

Si se confirma el diagnóstico por marcadores tumorales y tomografías, es necesario efectuar estudios complementarios, pues el linfoma, al igual que la leucemia, al correr por la sangre, puede estar en cualquier sitio del organismo.

Los linfomas no se heredan y no hay edad particular para que se den; sólo hay una preferencia para el Hodkgin, que es en niños alrededor de los 12 años y en la etapa adulta, alrededor de los 45. Aunque no hay causas como tales para este cáncer, hay factores que pueden estar relacionados como el contacto con solventes o disolventes. En ocasiones está asociado a infección por virus de Eipsten Barr.

De acuerdo con la hematóloga, el lugar de predilección del Hodgkin es cuello, axilas y mediastino (parte anterior del tórax), y únicamente es visible mediante radiografía, aunque el paciente tiene dificultad para respirar y tos irritativa. En el no-Hodgkins hay una clasificación que abarca más de 50 tipos de este linfoma que van desde el grado de agresividad bajo hasta el muy agresivo, que determinan pronóstico y tratamiento, añadió.

En el Instituto Mexicano del Seguro Social se cuenta con anticuerpos monoclonales o terapia blanco, parte de la quimioterapia que no es citotóxica porque no destruye células buenas y malas; sólo está dirigida a las malignas y, por tanto, no provoca pérdida de pelo, vómitos, náusea, pigmentación de uñas, entre otras consecuencias, sostuvo Nambo Lucio.

Adicionalmente a la quimioterapia y radioterapia, también en el IMSS se efectúa trasplante de médula ósea, que nos coloca a la altura de cualquier institución médica del mundo para tratar linfomas en etapas avanzadas, señaló la especialista.

A los derechohabientes se les explica la toxicidad que puede tener el tratamiento y se les ofrece el apoyo psiquiátrico, “ya que no es fácil estar enfermo, que se caiga el cabello y estar en un hospital de cáncer”, explicó Nambo Lucio.

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