Ciudad de México a 01 de junio de 2019.
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Siete de cada 100 menores padecen
malos hábitos de sueño, por ello especialistas sugieren no ingerir alimentos de
difícil digestión, no beber agua en abundancia o evitar el ejercicio intenso.
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En la etapa escolar se han
identificado diversos trastornos del sueño, donde los más frecuentes son el
insomnio, las pesadillas, los terrores nocturnos, entre otros.
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS)
recomiendan a los padres de familia vigilar que antes de dormir, sus hijos eviten
ingerir alimentos de difícil digestión,
tomar agua en abundancia, realizar ejercicio intenso y se cercioren de acostarlos
a la misma hora, pues siete de cada 100
niños padecen malos hábitos de sueño.
El doctor Jesús Maya
Mondragón, Coordinador de Programas en la División de Medicina Familiar, señaló que estas indicaciones son
fundamentales para
un mejor desarrollo físico e intelectual
y mayor rendimiento escolar.
Destacó que una
tarea fundamental de mamás y papás es preparar a los niños antes de ir a dormir
con hábitos como bañarse, cepillarse los dientes o ponerse pijama.
En cuanto a la recámara del niño, el médico
especialista en psiquiatría, del IMSS precisó que a la hora en que el niño va a
dormir, el lugar debe estar confortable, en silencio total, sin luz, sin
televisor o computadora encendidos, y no permitir la lectura en la cama.
Maya Mondragón explicó que en la etapa escolar se
han identificado diversos trastornos del sueño, donde los más frecuentes son el
insomnio, las pesadillas, los terrores nocturnos, el sonambulismo, la
hipersomnia (episodios recurrentes de somnolencia) y la narcolepsia (tener
sueño durante gran parte del día).
El especialista explicó que para detectar alguna
alteración en el sueño, el IMSS aplica un protocolo de evaluación y estudio a
través de diversas pruebas como la consulta médica, la historia del sueño, un
mapeo cerebral, un electroencefalograma y una resonancia magnética, estos
últimos con el fin de identificar si alguna parte del cerebro está dañada o
funciona mal.
Agregó que el tratamiento dependerá del
diagnóstico, el cual de manera inicial comprende un plan educativo dirigido a
modificar las causas de estos trastornos y dependerá en gran medida de la
familia; en caso de no obtener la respuesta esperada con las medidas de higiene
recomendadas se propone el uso de medicamentos que favorezcan la relajación
muscular e inducción del sueño.
Maya Mondragón explicó que la duración del sueño es
diferente en cada niño, pero en general los escolares (menores de 6 a 12 años
de edad) deben dormir en promedio 10 horas por la noche.
Agregó que las diferencias en esta necesidad
estarán dadas por los hábitos familiares, de alimentación, las condiciones en
el lugar donde duermen, así como la región geográfica y su estado emocional.
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