Morelia, Mich., 19 de marzo de 2017
Una de tantas historias de niños
prematuros que se escriben en el Instituto Mexicano del Seguro Social llegó a
buen fin en el Hospital Regional No. 1 en Charo, cuando le dieron a María
Guadalupe Ávalos García, originaria de Villa Madero, la buena noticia de que su
bebita de apenas ocho meses de edad podía irse a casa, tras haber estado dos
meses internada en Terapia Intensiva e Intermedia.
Fue el 24 de diciembre cuando
Milagros, el bebé que hace honor a su nombre, nació con tan sólo 27 semanas de gestación, en
condiciones delicadas de salud por su condición prematura. Hubo que internarla
en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN) durante un mes, al
cuidado de enfermeras y médicos luchando por mantenerla estable, pues
presentaba sepsis, dificultades respiratorias, propias de un prematuro, e
inestabilidad generalizada.
Una vez que la pequeña, con la
ayuda del personal médico y de enfermería, pero sobre todo con su fuerza de
aferrarse a la vida, pasó un mes de Terapia Intensiva a Intermedia. El reto
nuevo era lograr que respirara por sí sola para determinar que la maduración de
su aparato respiratorio y digestivo estuvieran funcionando de manera adecuada
para declararla estable.
María Guadalupe, ama de casa,
con apenas 26 años de edad, asegurada por su joven esposo, operador de tractores
en huertas, relata la angustia y dolor que sintió al saber que no podría
llevarse a casa su bebé, pero con el buen trato y cariño que percibió,
principalmente del personal de enfermería de la UCIN, se le hizo más llevadero
el tiempo, a decir de ella. Durante su
estancia de dos meses, tuvo acceso al albergue contiguo al Hospital, dirigido y
a cargo de asociaciones civiles de voluntariado, y contó además con el apoyo del
Instituto para viáticos.
Estos apoyos hicieron posible
que ella pudiera quedarse a cargo de su bebé, aseguró, pues tuvo que enfrentar
esta situación sola, ya que su madre se hace cargo del padre, quien recibe
sesiones semanales de hemodiálisis en el Seguro de Uruapan, su hermana cursa
con un embarazo avanzado y su marido no puede faltar a trabajar.
Finalmente, el día tan
esperado llegó de momento para ella, pues relata cómo salió del albergue a la
hora de la visita, creyendo que sería otro día más en el Hospital, cuando la
enfermera de cuneros le indicó que debía presentar la ropa y pañalera, pues Milagros
estaba lista para irse a casa sin complicaciones de salud, ni secuelas, con un
peso de dos kilos 160 gramos y sólo un tratamiento a base de vitaminas y gotas
oftálmicas para lubricar.
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