ROMANCE DE TARETAN
Brisa que nace en el monte
baja por la cuesta, rueda;
vaho que nace entre las cañas
sube por la cuesta, trepa …
Y por esto los naranjos
que decoran la plazuela,
ofrecen en su dación
la perfumada incongruencia
de gajos que dan ardores
y de gajos que refrescan.
Los cuatro portales vierten
sobre pañuelos de siesta,
inútil llanto de luto
por los “cincojas” que dieran
rosas sonrisas paganas
a las tardes de cuaresma,
cuando extendía el “tabachín”
su paliacate de seda
sobre el quiosco penitente
en ayuno de escoletas.
San Miguel, arcángel púber,
volando bajó a la tierra;
en la crueldad de la roca
descansó su planta leda,
y el milagro transmutó
el ánima de la piedra
en rumores y frescuras
y cristales y monedas.
¡Casa mía, de mis mayores,
donde mi abuelo, el poeta,
oro de nísperos puso
junto al olor del reseda;
platos traídos de China
en las blancas alacenas;
novelas de Julio Verne
en la umbrosa biblioteca,
y en el corredor patriarca
las raras flores de cera
bajo cuyas guías , mi madre,
con voz de ternura plena,
entonaba villancicos
y coplas en Nochebuena!
¡Casa mía, republicana,
de tricolores empresas,
que bajo fino capelo,
sobre la gran rinconera,
entre esferas de colores
y jarroncillos de Puebla,
guardaste por largos años
jirones de la bandera
que las mujeres del pueblo
bordaron con lentejuelas,
- lentejuelas que bajaban
de sus ojos a la tela -,
el día que todas llevaron
sus hijos a las trincheras,
porque supieran las balas
de franceses y de belgas,
que preferían la ventura
de ver sus entrañas muertas
a la angustia de sentirlas
palpitando con afrenta!
¿Dónde estás, Gabino Chávez?
Te veo pasar por la acera
que nace en “La Rosa de Oro”
y muere en “Las Quince Letras”,
llevando florón de bienes
asoleándose en tu diestra
y llevando en la otra mano
el corazón de la pena.
Te recuerdo, Beatriz López,
y al recordarte quisiera
plantar una siempreviva
en el patio de la escuela,
o ser hoja de caimito
que en tu libro de maestra
abra la página misma
donde mi mano escribiera
estas palabras trazadas
con más amor que torpeza:
“Recuerdo de quien te quiere
en la Villa de Taretan”.
En tiempo de vacaciones,
cuando venía de Morelia,
me daban por las mañanas,
con amor y gentileza:
Delfina Pó, castos lirios,
pomarrosas y azucenas;
mi tía Inés, limas gigantes,
amarillas y con pecas;
Margarita, su cariño
puesto en bollos de manteca;
las Mares, frutas del tiempo
sazonadas en salmuera,
y Julia, sus tentaciones
y su atole de ciruela.
(Como no quería tener
recargos en la conciencia
las dádivas extendía
a mi compadre Ledesma).
Don, dolón, dolón, tolón,
bronce que olvidó la guerra;
dan,dalán,dalán talán,
plata que trajo la recua;
tin, tilín, tilín, dilín,
oro de las escarcelas …
Fe, Esperanza y Caridad
sobre el techo de la iglesia;
concierto que de allí baja
para inundar las callejas;
que a las seis de la mañana
comulga con las doncellas;
que a las doce del día
pone el mantel en las mesas;
que dirige El Alabado
en el cuadro de la hacienda,
cuando agoniza la tarde
y el peón deja su tarea …
“Yo soy el bardo que viene
a cantar junto a tu reja …”,
entona la serenata
de la pueblerina orquesta,
mientras las madres santiguan
a las mozas que se alegran
porque la voz de Daniel,
tenor de la muchachera,
con romanzas acaricia
el nácar de sus orejas.
¡Ah, la tierra, tierra mía,
tierra de espigas morenas!
¡Torcaza de sangre dulce!
¡Amante de la arboleda!
¡Ay la tierra, tierra mía,
peregrina de tragedia,
que abandonaste caminos
para seguir por veredas,
dejando que el rey de copas
te llevara en sus espuelas!
Y del sencillo romance
nomás estas voces restan:
te doy para que te cuiden,
desde la sacra azotea,
a Señor San Ildefonso
y al Tejón Jesús Zepeda;
pero te pido me dejes
oír mi toque de queda
bajo la sombra del fresno
de tu calle de La Horqueta
y que diga el Padre Gómez
las preces de mi novena.
AUTOR: LUCAS ORTIZ BENITEZ.
(Tomado del Libro “ANTOLOGÍA POÉTICA. Poesía y música taretense. Autor y compilador: FABIO ALEJANDRO ROSALES CORIA. 1998. Instituto Michoacano de Cultura y H. Ayuntamiento de Taretan
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