Juan
Carlos Arteaga Barragán
Angélica
Herrera Arteaga.
Justo
cuando ocurría uno de los mayores desastres naturales del país, en ese mismo
instante la luz de Doña Esther se apagaba para siempre y aunque estaba lleno el
lugar, junto a ella estábamos siempre pocos, muy pocos.
De
entrada reflexiono sobre lo que pudo haber sido y aunque se llevó a cabo, nunca
fue suficiente: El ingreso de la Sra. Esther al asilo de ancianos le hubiera
mejorado su calidad de vida, llévenla, ordenaba siempre Don Jorge Romero
Farías, este hombre excepcionalmente humano que quien acude a pedirle ayuda
nunca ha salido con las manos vacías, pero Esther nunca quiso. “Primero me
sacas Juanito con las patas por delante pero nunca me saldré de esta mi casa”
me decía cada vez que tocábamos el tema.
Se
impuso la orden de Don Jorge Romero Farías quien ya había advertido de que
debía de estar en el asilo y que todos los gastos correrían por su cuenta, lo
que se cumplió-aunque tarde- pero se hizo, pero esa luz ya se estaba apagando.
No
quiero entrar en detalles porque ya no tiene caso hacer juicios de valor, de
irresponsabilidad o responsabilidad de algunos actores de esta desgracia que se
pudo haber evitado, pero que sabemos que el hubiera como tal no aplica, no
existe.
El
caso es que Doña Esther sufrió lo que nunca debió sufrir, le dolió lo que nunca
debió doler y terminó su existencia como nunca pensé que terminaría, pero así
sueles ser y a veces peores las condiciones en las que termina la existencia de
un ser humano muy querido por nuestra familia, una mujer de la que me hice
cargo por muchos años sin ser parientes, pero que se supo ganar a los
integrantes de nuestra familia.
Todo
acabó la noche del 7 de septiembre de 2017 a las 23:20 Horas, en su cama, en su
cuarto del Asilo de Ancianos en la ciudad de Jiquilpan de Juárez, Michoacán. Lo
demás ya es historia.
Fueron
muchas gentes de gran corazón quienes se unieron en una gran cadena de apoyo
para tratar de salvar a esta mujer, pero no quiero mencionar a nadie porque no
quiero omitir a ninguna o a ninguno porque sería una grave descortesía de mi
parte.
Muchas
Gracias a todas las mujeres que vieron , como todos, la posibilidad de ayudarla
para salvar su vida, a quienes tuvimos que sensibilizar a sus corazones para
que nos ayudaran, a quienes a sabiendas de que tenían gastos y compromisos se
dieron a la tarea de aportar lo que tuvieron disponible para ayudarnos,
inicialmente a mi querida Prima Angélica Herrera Arteaga y luego al Maestro
Juan Rayas quien nos ofreció una litografía para allegarnos los recursos que
nunca fueron suficientes, pero que se complementaron con el apoyo que dieron al
comprar los boletos de una rifa que terminó siendo la menos vendida debido a
que fuimos pocos, dos y luego la Incorporación de Felipe García y de su esposa
Patty y sus hijos quienes pusimos nuestro mejor esfuerzo pero esos pocos
recursos sirvieron para la compra casi inmediata de todos los medicamentos y
aparatos que se iban utilizando. Nos involucramos pocos sin ser familiares pero
que tomaron como premisa el mejoramiento en la salud de Doña Esther.
Pocos
adquirieron muchos boletos, muchos, muchísimos no fueron convencidos para
ayudarnos en la tarea, pero también hubo quienes les bajó el interés porque era
una copia y no una obra original del Maestro Rayas.
Gracias
a las mujeres que muy ocupadas en la salud de doña Esther nos regalaron lo
necesario y un poco más y hasta quienes fueron a visitarla al Asilo, quienes
estuvieron cerca con ella hospitalizada y a quienes fuimos los verdugos a la
hora de las curaciones dolorosísimas pero necesarias.
Nunca
había tenido una buena percepción del sistema de Salud del estado, pero esta
ocasión y en las que se atendió a la enferma desde la recepción, atención,
manejo hospitalario y ya en piso cambió radicalmente mi forma de ver el
profesionalismo del personal del Hospital General de Sahuayo de la SSM, de sus
médicos, personal de enfermería, la atención profesional de la Lic. Maritza de
Trabajo Social, de la Enfermera Verónica González Villaseñor, Dr. Alejandro
Sigler y de todos los médicos de los turnos y días, sin faltar aquellos que o
no les gusta su trabajo o no nacieron para estar allí, pero fueron casi nada o
son nada. Aunque no tuve la oportunidad de saludarlos y conocerlos, mil gracias
al personal directivo del HGS.
Mismo
caso de generosidad, de amabilidad, profesionalismo, responsabilidad y atención
del personal que encabeza el joven Doctor César Ceja, titular del Centro de
Salud de Jiquilpan, quien siempre estuvo al tanto y al pendiente de la
evolución de nuestra enferma y quien personalmente atendió, por lo delicado del
caso, la línea de trabajo marcada para la estabilización de una paciente muy
delicada de salud. Otro golpe a la ignorancia ante la antigua idea de que esos
lugares son de cucarachas y arañas, todo lo contrario, el CSJ de la SSM con
César Ceja es un lugar impresionantemente limpio y confortable, muy hermoso por
sus áreas verdes, pero sobre todo porque sin ser hospitalario tiene la misma
calidad que una clínica diferente, eso sí, con guardias de seguridad educados,
muy atentos y hasta amables con los que acudimos a esas instalaciones y no se
diga a la hora de realizar los trámites de defunción.
La
tristeza, aún ahora, se siente por ese enorme pasillo del ASILO DE ANCIANOS y
se les nota la cara de tristeza a todas, comenzando por la Responsable, la Sra.
María Elena Barragán, (Sra. Nena), Sra.
Rocío Castillo y Lupita de Contabilidad
y con ellas a cada una de las asistentes quienes amable y diligentemente
atienden a todo el personal pero gracias a Silvia y a Josefina porque a ellas
tocaba la parte difícil de la curación y limpieza, pero a todas ellas mil
gracias.
Amigas
y amigos nacidos en la Red, asociaciones como los “Humanitarios de Jiquilpan”
con los hermanos Julio y Miguel Navarro , quienes sin pensarlo acudieron en
nuestra ayuda, esperamos respuesta aún de “Jiquilpan Mágico y Josefinos”, a las amigas de La
Tienda del Pueblo, Vecinas, amigas y amigos que radican en los Estados Unidos,
a familiares queridísimos también en la Unión Americana, amigas, vecinas y
conocidas de Doña Esther, amigos queridos y amigas entrañables de Angélica
Herrera, de Juan Rayas, de Felipe, de su esposa al igual que en mi caso.
En
fin. Este tema aún no se cierra debido a que hay pendientes por pagar algunos
dineros a los Señores de la “Funeraria Sama” quienes diligente y amablemente
nos han dado un poco de tiempo para reunir lo que nos hace falta por liquidar y
apelamos a la buena comprensión, a la caridad de quienes nos ayudan siempre para
que solventemos y cerremos este penoso caso, les pedimos abiertamente su apoyo,
con lo que puedan aportar y nos pueden pedir los informes que quieran, lo
hacemos abiertamente y no hay
reclamaciones de ninguna naturaleza, porque quien tuvo todo el derecho de
hacerlo nunca quiso ejercerlo y aunque Nosotros SI pudimos hablar no quisimos
ofender a nadie y nuestras disculpas y comprensión a aquellos que esperamos comprendan que las presiones de vida a veces
no nos hacen lo mejor educados posibles, pero se debe entender que la
desesperación es la peor enemiga de las buenas relaciones interpersonales.
A
nadie se le desea que pasen por este tipo de cosas, menos a quienes los
representan, pero hay que tomar impulso para poder lograr con todos los
recursos y relaciones posibles la vida de una persona, aunque no sea un
familiar nuestro, en donde la responsabilidad es mayor.
Mil
disculpas por no mencionar a todas y cada una de las personas que nos ayudaron,
a quienes de nueva cuenta hoy les pedimos su apoyo y a quienes nos toleraron
por tantos días.
Que
Dios les brinde sus bendiciones y que haya mucha salud entre ustedes y sus
familiares tan queridos, amigos y conocidos.
¡Muchas
Gracias!